Con la escasez de personal, los viajeros decididos y una nueva variante del coronavirus que se propaga rápidamente, ¿podrán las aerolíneas mantener los aviones a tiempo durante las vacaciones?
Después de visitar a amigos y familiares en el condado de Orange, Jamie Dietz y su esposo, Craig, se abrieron paso entre la multitud en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, esta semana, para volar de regreso a su casa en Indianápolis. Como muchos otros, habían sopesado los riesgos de viajar a medida que circulaba una nueva variante del COVID-19 con la necesidad de pasar tiempo junto a sus seres queridos.
Los ejecutivos de la industria aseguran que han implementado a los suficientes recursos humanos como para mantener los vuelos según lo programado, incluso cuando se espera que la demanda alcance niveles cercanos a la prepandemia en las próximas semanas.
La escasez de personal a lo largo y ancho de la cadena de suministro ya ha contribuido a retrasos, agravando el mal tiempo, las interrupciones del sistema informático y las fallas en el control del tráfico aéreo, que en los últimos meses hicieron que las principales aerolíneas cancelaran miles de vuelos.
Desde el jueves pasado, los oficiales de la Administración de Seguridad en el Transporte examinaron a más de dos millones de viajeros en EE.UU por día, más del doble que en 2020 y aproximadamente un 16% menos que en 2019. “Hemos dicho en numerosas ocasiones que la pandemia no tiene precedentes y es extremadamente compleja; fue complicado entrar en ella y es difícil mientras pugnamos por dejarla atrás”, dijo el presidente y director de operaciones de Southwest Airlines, Mike Van de Ven, en un comunicado en octubre. El “enfoque número uno” de la empresa es la contratación, remarcó entonces, con el objetivo de volver a poner a trabajar a más de 5.000 empleados para fin de año.