Una fuente consultada por La Silla Rota, y que fue la encargada de echar a andar al menos cuatro Bodegas Aurrera Express, confirma que la otra devastación se llamó saqueo
Una fuente consultada por La Silla Rota, y que fue la encargada de echar a andar al menos cuatro Bodegas Aurrera Express, confirma que la otra devastación se llamó saqueo.
La cita se concreta. Siete de la noche, cuando el cielo ya está en sus últimos trazos rojos y la bahía silenciosa apenas asoma algunas personas caminando. Un último mensaje para confirmar el encuentro: —¿Cómo vienes vestido amigo?, pregunta el reportero. Pero el vendedor no responde. Pasan las 7:14, dice que ya los vendió.En unos pocos minutos salen ofertas: “¡Mándame inbox, tengo estufa!”. Un más se suma: “Acá los colchones”.
Ahí deambula “El Candela” como si hubiera perdido. “Es de los playeros”, dice una mujer joven que atiende un Oxxo y que le grita “¿Dormimos juntos o qué?” Pero “El Candela”, de rasgos costeños y piel tostada, activó el modo avión. No escucha. No reacciona. Dice otro de sus amigos que así se puso después de que los vientos huracanados patearon la palapa donde acercaba sillas y vendía refrescos.
En la Costera, de entre las sombras, van apareciendo algunos de los bellboys de los hoteles zombies que esperan la reconstrucción. Algunos son adultos mayores que han trabajado en esos hoteles la mayor parte de sus vidas. Y si el antojo por los tacos asalta, habrá que entender una regla. Ya no se vende por orden sino por “cuarto”, entre 120 y 150 pesos.
Regresando a la Costera, un trabajador de aires acondicionados que no quiere tener nombre dice: “Yo calculo que apenas estarán listos hasta junio y eso, quién sabe”, refiriéndose al trabajo de reconstrucción de la TorreA unos metros de ahí, en las escalinatas, Paulina Bravo, una mujer cercana a los 70 años, afina el pulso para retratar las cocas, las papas y la madera, con la que improvisa un espacio pequeño paraEl denominado apoyo económico contempla...