Entre corridos coquettes y sueños surrealistas, la artista que definió a distintas generaciones muestra que, a veces, tu lado más vulnerable puede ser el más fuerte.
El movimiento de su cabello lo dice todo: Belinda se reinventó. Al unísono, su ahora melena verde desprende una melodía visual, una sinfonía de color y luz. “Este cambio ha sido un renacer para mí”, confiesa con una sonrisa al tiempo que refleja una audacia que va más allá de la estética. Este verde no es sólo un cambio de tonalidad, también es el preludio de una nueva era artística.
Al igual que ella desafía los géneros musicales, su abuelo, Pierre Schüll, desafió el peligro en el ruedo. Se pone nostálgica cuando pronuncia el nombre de su abuelo, un afamado torero francés. “Siempre vivió al límite y eso es parte de mis raíces”, expresa. “Tenemos un pañuelo en nuestra casa de España, donde Picasso le escribió a mi abuelo: ‘A este gran matador ’.