El espíritu festivo del Electric Daisy Carnival (EDC) retornó a la CDMX con tres días de música electrónica, reuniendo en total a 283 mil asistentes en el Autódromo Hermanos Rodríguez para finalizar febrero.
Durante la primera jornada del viernes las puertas abrieron poco antes de las 16:00 horas . Desde los primeros pasos el reventón pululaba buena vibra, en cada rincón ambiente de fiesta, baile y retumbando “beats”.
La chaviza rápidamente disfrutó del festín para olvidarse del mundo, regocijándose con la masividad y reapropiándose de los sentidos a través del amor a la música, aparte de los juegos mecánicos, algunos espacios para descansar, las típicas zonas de alimentos y bebidas, reconfigurando así la esperada reactivación de estos espectáculos multitudinarios cerrados en pandemia.
Entre los senderos, adornaban el ambiente carnavalesco mariposas, flores resplandecientes, luces neón y linternas de estilo oriental. La figura de un enorme Buda se elevaba en los rincones del Autódromo, espacio para tomarse “selfies”. Al igual, una escultura colosal plateada enaltecía la feminidad y la belleza de la mujer, empoderada efigie que a lapsos lanzaba fuego de candentes lengüetazos dirigidos al cielo.
El ocaso festivalero quedó dibujado con tres estrellas tocando al mismo tiempo en distintos escenarios, decisión para los fieles que agasajaron a sus artistas predilectos. El alemán Boris Brejcha comandó el final del escenario Neon Garden, el sueco Alessandro Lindblad a.k.a. Alesso culminó para el foro Circuit Grounds y el ruso.alemán Zedd , en el escenario Kinetic Field.