Laberintos | Este poema juvenil de T.S. Eliot muestra recursos que serán característicos en su obra más adelante
Yo digo: “¡nuestra sentimental amiga, la luna!o quizá sea —fantástico, confieso—el globo del Presbítero Johno, suspendida en lo alto, una vieja linternaque ilumina al viajero en sus angustias.
”Y ella dijo: “¡Cómo divagas!”Y yo insistiendo: “Alguien pulsa las teclasde un nocturno exquisito con el que explicamosla noche y la luz de luna; música que medimospara dar cuerpo a nuestra vacuidad.”Y ella entonces responde: “¿Hablas de mí?”“Oh no, yo soy el que divaga.
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